La capital de Tailandia: cuna del masaje

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Bangkok, la bulliciosa capital de Tailandia, es una metrópolis donde lo antiguo y lo moderno coexisten en una danza sinfónica de contrastes 

En sus calles, los templos dorados se elevan junto a rascacielos relucientes, mientras los mercados flotantes se entrelazan con centros comerciales de lujo. Sin embargo, más allá del vibrante caos urbano, la capital de Tailandia es también el epicentro de una de las tradiciones culturales más emblemáticas: el masaje Thai.

Vista nocturna del Gran Palacio en Bangkok

En el salón Phra Vihara se encuentra la imagen del Buda reclinado. Estatuas chinas de granito «custodian» el acceso a Phra Maha Chedi Si Rajakarn, las cuatro estupas reales de 42 metros de alto.

El origen espiritual del masaje Thai

El masaje Thai, o «nuad boran» como se le conoce localmente, es mucho más que una técnica de relajación. Sus raíces se hunden en la antigua India, donde se desarrolló hace más de 2,500 años como parte de la medicina tradicional. Esta práctica milenaria fue traída a Tailandia por monjes budistas que la integraron en el sistema de sanación espiritual y físico del país. A lo largo de los siglos, el masaje Thai se ha perfeccionado y adaptado, convirtiéndose en una expresión única de la cultura tailandesa.

En el corazón de la capital de Tailandia, Wat Pho, uno de los templos más antiguos y venerados de la ciudad, se erige como el centro histórico del masaje Thai. Este templo no solo alberga al majestuoso Buda reclinado, sino que también es la sede de la primera escuela oficial de masaje Thai en Tailandia, establecida en 1955. Aquí, tanto locales como extranjeros acuden para aprender y experimentar esta antigua forma de curación que combina acupresión, estiramientos y principios de la medicina ayurvédica.

Pagodas doradas del Wat Pho al atardecer

Un paseo por las calles de Bangkok

Una capital mística y terrenal

Caminar por las calles de Bangkok es embarcarse en un viaje sensorial donde el masaje Thai se presenta como una puerta de entrada a la esencia misma del país. Los salones de masaje están por todas partes, desde los más modestos en los callejones hasta los lujosos spas en los hoteles de cinco estrellas. Cada uno de estos lugares ofrece una versión del masaje Thai que refleja la diversidad y riqueza cultural de la ciudad.

En la actualidad, Bangkok se ha convertido en un destino global para el bienestar, atrayendo a turistas de todo el mundo que buscan sumergirse en la cultura del masaje Thai. Ya sea en un retiro de lujo o en una modesta sala de masaje en una calle secundaria, la experiencia ofrece una conexión íntima con la historia, espiritualidad y hospitalidad tailandesas.

El auge del turismo de bienestar en la capital de Tailandia ha dado lugar a la proliferación de spas y centros de masaje que combinan el arte del masaje Thai con otras terapias de salud y belleza. Sin embargo, a pesar de su popularidad mundial, el masaje Thai en Bangkok sigue siendo fiel a sus raíces, preservando la esencia de una tradición que ha sido transmitida de generación en generación.

Mujer caminando por las calles de Chinatown en Bangkok

El templo de Wat arun con voladores al atardecer en Bangkok.

Un viaje a través de la historia y los emblemas de la capital de Tailandia

Bangkok ha evolucionado desde un modesto puerto comercial hasta convertirse en una metrópolis global, todo mientras conserva una profunda conexión con su pasado. Este relato histórico se manifiesta en sus templos majestuosos, palacios reales y antiguos mercados, todos ellos emblemáticos testigos del rico legado cultural de la ciudad.

La historia de Bangkok como capital se remonta a 1782, cuando el rey Rama I, el fundador de la dinastía Chakri, decidió trasladar la capital de Thonburi, ubicada en la ribera occidental del río Chao Phraya, a la ribera oriental, donde comenzó la construcción de la nueva ciudad. La elección del sitio fue estratégica, proporcionando defensas naturales y facilidades para el comercio fluvial. El nombre original de la ciudad, Krung Thep Maha Nakhon, que se traduce como «Ciudad de los Ángeles», es parte de uno de los nombres de ciudades más largos del mundo y refleja su importancia espiritual y cultural.

Desde sus primeros días, la capital de Tailandia ha sido un centro de poder y religión en Tailandia. A medida que la ciudad creció, también lo hicieron sus templos y monumentos, muchos de los cuales han perdurado hasta hoy como símbolos de la grandeza histórica de la ciudad.

El Gran Palacio de Bangkok iluminado al anochecer

Vistas nocturnas del palacio, que sirvió como residencia oficial del rey de Tailandia desde el siglo XVIII hasta mediados del siglo XX. Con la muerte del rey Ananda Mahidol en el Palacio de Baromphiman, el rey Bhumibol Adulyadej trasladó la residencia oficial al Palacio Chitralada.

El Gran Palacio

Uno de los lugares más emblemáticos de Bangkok es el Gran Palacio, un complejo arquitectónico que ha sido el corazón espiritual y administrativo de Tailandia desde su construcción en el siglo XVIII. Este vasto complejo amurallado alberga el Wat Phra Kaew, o Templo del Buda Esmeralda, considerado el templo budista más sagrado del país. El Buda Esmeralda, una pequeña pero venerada estatua tallada en jade, es el protector del reino, y su presencia en la capital de Tailandia es un símbolo de la estabilidad y continuidad de la nación.

El Gran Palacio, con sus tejados dorados, intrincadas esculturas y murales detallados que narran la historia épica del Ramakien (la versión tailandesa del Ramayana), es una muestra del esplendor del arte y la arquitectura tailandeses. Aunque ya no es la residencia oficial de la familia real, sigue siendo el escenario de importantes ceremonias reales y un destino ineludible para quienes desean comprender la esencia de la cultura tailandesa.

Wat Arun reflejado en el río Chao Phraya al atardecer

Vistas del templo del Amanecer, al alba.

Wat Arun: el templo del amanecer

A la otra orilla del río Chao Phraya se encuentra Wat Arun, también conocido como el Templo del Amanecer. Con su imponente prang central (una torre de estilo jemer) decorada con porcelana china y conchas marinas, Wat Arun es uno de los templos más reconocibles de la capital de Tailandia. La vista del amanecer o el atardecer reflejándose en las aguas del río, con Wat Arun como telón de fondo, es una de las postales más icónicas de la ciudad.

Este templo no solo es un lugar de belleza arquitectónica, sino que también tiene un profundo significado simbólico. Representa el monte Meru, el centro del universo en la cosmología budista, y su construcción es un testimonio de la influencia religiosa en la vida de la ciudad.

Mercado flotante en Tailandia con vendedores en botes tradicionales

En el mercado flotante Damnoen Saduak, una mujer vende sus productos.

El mercado flotante de Damnoen Saduak

Otro de los emblemas de Bangkok, aunque se encuentra en las afueras de la ciudad, es el mercado flotante de Damnoen Saduak. Este mercado es una ventana al pasado, mostrando cómo era la vida diaria a las afueras de la capital de Tailandia antes de la urbanización. Aquí, los vendedores ofrecen frutas tropicales, verduras, flores y artesanías desde sus tradicionales botes de madera, mientras navegan por los estrechos canales.

El mercado flotante es un recordatorio vivo del papel crucial que los ríos y canales han jugado en la vida de Bangkok, proporcionando no solo una vía para el comercio, sino también un medio de transporte esencial.

Monje cruzando una calle al amanecer en Bangkok

Un monje tailandés descalzo cruza la calle en Bangkok en su caminata diaria a primera hora de la mañana para aceptar almuerzos pre empaquetados para los budistas, ya que solo se les permite comer una comida al día, que normalmente es una ofrenda de comida de los budistas.

Un legado que perdura

La capital de Tailandia es una ciudad que ha sabido conservar su patrimonio mientras avanza hacia el futuro. Cada templo, palacio y mercado cuenta una historia que se entrelaza con la identidad nacional de Tailandia. Explorar estos lugares es viajar a través del tiempo y experimentar la rica diversidad cultural que ha hecho de Bangkok no solo una capital moderna, sino también un guardián de las tradiciones que definen al pueblo tailandés.

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